Roger Fernández Lopera (Tordera, Barcelona) y Ana Vega Burgos (Villafranca, Córdoba), galardonados en las respectivas fotografías
El fallo del jurado se anunció en la presentación de la revista de otoño 2024
Como cada mes de octubre, la revista Ars Creatio presentó su número otoñal. Se da la circunstancia de que esta septuagésima sexta entrega completa el decimonoveno año de vida de la publicación, y en
consecuencia anuncia el próximo, el vigésimo. Cabe esperarlo muy especial para los integrantes y
seguidores de la asociación, cuyas actividades culturales durante este tiempo han venido añadiéndose a la
originaria, la revista que lleva su nombre, y que desde finales de 2005 acude ininterrumpidamente a su cita
trimestral con autores y lectores de todo el mundo.
El domingo 13, a partir de las 19.30 horas, y como es habitual en los últimos años en los días próximos
al de la Hispanidad, tenía lugar el anuncio del fallo del jurado del concurso internacional «Una imagen en
mil palabras», en la edición de 2024. Al acto, celebrado en el Palacio de la Música y presentado por José
Miguel Toro Carrasco, asistió la concejal Sandra Sánchez Andréu.
En este número concluye asimismo la serie de cuatro portadas de la artista y profesora Olga Sánchez
Andréu, con cuadros cedidos para tal fin, de relevante significación para ella, que reflejan sendos paisajes
locales desde el peculiar punto de vista de su pintura. En esta ocasión, la otoñal imagen ha correspondido
al templete del parque de Doña Sinforosa. Ars Creatio reitera su agradecimiento a Olga Sánchez por esta
extraordinaria colaboración.
Una de las anécdotas de la noche consistió en que no se pudo acceder a Internet en el recinto, justo al
dar comienzo la presentación, y cuando en los preparativos no había habido problemas. Después de una
serie de infructuosos intentos, José Miguel Toro, directivo de la asociación, reseñó los numerosos artículos
de este número gracias a que había tenido la precaución de tomar apuntes escritos en papel. De esta
elegante manera salvó la contingencia y el público asistente, pese a no poder ver —todavía— la revista
digital, tuvo detallada noticia de su contenido.
Por orden alfabético de las secciones, éstas comienzan con el artículo de la bióloga Estefanía Alonso
dedicado a la defensa de los chorlitejos patinegros y a la delicada situación con la que bregan en sus
lugares de nidificación. Alejandro Blanco nos descubre las inquietudes del actor aficionado (incluso
profesional) de teatro antes de que se abra el telón. A partir de textos de María Zambrano, la filósofa
Ángeles Boix desarrolla un erudito estudio sobre su materia en relación con la poesía.
La historia cuenta con cuatro artículos. María José González Vicedo reseña la novela El viaje de la
reina, que trata la figura de Toda, esposa de Sancho Garcés I de Navarra. Miguel Ángel López Andújar
llama la atención del lector sobre las modalidades y motivaciones del turismo de guerra. Antonio Manuel
Berná trata sobre la materialidad de la guerra en la Edad moderna, con sus ejércitos, armamentos y
fortalezas. Y Amparo Moreno recupera los cuentos, los dichos y las canciones que los abuelos transmitían
a los nietos y que por cuestión del inevitable paso del tiempo están destinados al olvido.
En Literatura, Jesucristo Riquelme destaca el libro Revivir, que la periodista alicantina Asunción
Valdés (a quien tendremos la oportunidad de escuchar en vivo el próximo jueves 17) dedica a Carmen de
Burgos, pionera en la profesión. Y otra mujer, la poetisa torrevejense Trina Mercader, es la protagonista de
sendos artículos de José Miguel Toro (que está trabajando por dar a conocer su obra desde las fuentes
originales) y de su biógrafo, Fernando de Ágreda, en colaboración especial para este número de Ars
Creatio.
Gabriel Estañ Cerezo publica el segundo capítulo de su novela La venganza de los infames,
continuación del primero, que fue cedido por su autor para el número anterior. La poesía, en sus diversos
tonos y tratamientos, lleva las firmas de Antonio Pérez Boj, Modesto González Lucas, Felipe Serrano,
Luis Pascual Limiñana, Lucía Pastor y Rosalía Estela Salas. Los relatos, asimismo de gran variedad, las de
María del Carmen Juárez Ramos, Raimundo Martín Benedicto, Alfonso Pérez Gracia (segunda
publicación póstuma), Conchita Moreno Alonso, Ahmed Mgara y Manuel Pérez García.
A todo lo cual se añaden las noticias generadas por la entidad cultural en el pasado verano y, en la
sección especial de cada otoño, los relatos ganadores del XVI Concurso Internacional Ars Creatio «Una
imagen en mil palabras». En esta edición, los autores se inspiraron en dos fotografías de Tomás Ortiz
Mendiluces, que fue invitado a subir al escenario para dar pormenores sobre sus dos obras. Participaron
346 relatos (un considerable aumento con respecto a la de 2023), 178 en la foto 1 y 168 en la 2. En cuanto
a la procedencia, 203 se enviaron desde distintas localidades españolas, que abarcan a la mayoría de sus
provincias; y 143, desde países de Hispanoamérica y otros, con Argentina, Colombia, México, Cuba y
Perú con la mayor participación.
El jurado, como en la pasada edición, estuvo compuesto por María Benavent, José Miguel Toro, María
del Carmen Juárez y Jerónimo de San Nicolás, además del presidente, Antonio Sala, encargado de dar
algunos pormenores de este certamen (con el agradecimiento a la página
www.escritores.org
, donde viene
anunciándose cada primavera) y de hacer públicos los dos títulos ganadores y sus autores con la lectura
del acta. Tras ser calificados todos los relatos, fueron seleccionados los primeros de cada foto, después
sometidos a la deliberación final. Una vez concluida ésta, se acordó otorgar los premios de la siguiente
manera:
Foto 1: Nuestro paraíso, de Roger Fernández Lopera, residente en Tordera (Barcelona).
Foto 2: La niebla, de Ana Vega Burgos, residente en Villafranca (Córdoba).
Se da la circunstancia de que el autor catalán, muy joven, es novel en estas lides, mientras que la
andaluza ya ha recibido numerosos galardones en relato y en otros géneros literarios, como poesía, teatro
o novela. La literatura parece haber querido recoger así, también en los escritores premiados, el momento
temporal de los protagonistas de las dos imágenes de Tomás Ortiz.
Ambos relatos fueron interpretados, respectivamente, con la adecuada selección musical y PowerPoint
al efecto de José Miguel Toro, por Ana María Torres González y Primi Gómez García, en una
colaboración especial para esta ocasión; dos voces femeninas que transmitieron y matizaron los textos de
los autores de Tordera y Villafranca. Estos dos relatos ya están incluidos en el sumario de este número 76
de Ars Creatio, al que se puede acceder desde la dirección electrónica habitual:
www.arscreatio.com
.
La presidente de Ars Creatio, Josefina Nieto, entregó el recuerdo de la noche a Tomás Ortiz, en
agradecimiento por la cesión de sus dos fotografías para este concurso, la contribución anual de la entidad
cultural para estrechar lazos con los países hermanos de Hispanoamérica. Y aquí radicó la otra anécdota
de la sesión, ésta con carácter retroactivo: es conocido el estreno en TVE en la noche del 12 de octubre, y
su posterior repercusión en la prensa, de un documental en el que un equipo de investigadores de la
Universidad de Granada, dirigido por José Antonio Lorente, después de analizar los restos de Cristóbal
Colón, dedujo que el almirante era un judío español. Pues bien, esa misma tesis —a la que llegó por otros
medios— defendió Óscar Villar Serrano, allá por el invierno de 2006, precisamente en la presentación del
número 0 de la revista Ars Creatio, en la que dio noticia de su libro Cristóbal Colón: el secreto mejor
guardado. Por supuesto, sin validar ni rebatir nada —no estamos capacitados para ello—, nos limitamos a
subrayar el hecho de que la caligrafía y la genética, aun con decenios de diferencia y de parte de distintos
valedores, han llegado a la misma conclusión.
Fue el presidente argentino Hipólito Yrigoyen, recogiendo inquietudes similares en aquellas tierras,
quien decretó en 1916 que el 12 de octubre fuera «feriado» (festivo) para resaltar que «el descubrimiento
de América es el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad» y para
«consagrar la festividad de esta fecha en homenaje a España, progenitora de naciones». Posteriormente,
haciéndose eco de las ideas de otros autores y tras su paso por la embajada en Buenos Aires, Ramiro de
Maeztu abogó en nuestro país por llamar «Día de la Hispanidad» a la celebración. Y es que, pese a los
derroteros que hoy corren, todavía quedan algunos historiadores americanos —incluso otros españoles,
que todavía tiene más mérito— hispanistas que, dando la murga a contracorriente, nos lo recuerdan.
Antonio Sala Buades