La actriz Olivia Newton-John ha muerto este lunes a los 73 años en California (EEUU). Aunque desarrolló una prolífica y exitosa carrera como cantante e interpretó más papeles, siempre será recordada como Sandy en la película Grease. Ha sido su marido el que lo ha anunciado en el perfil oficial de la actriz en Facebook.
“Falleció pacíficamente en su rancho en el sur de California esta mañana, rodeada de familiares y amigos. Pedimos a todos que por favor respeten la privacidad de la familia durante este momento tan difícil”, dice el mensaje.
Aunque la causa de la muerte no está clara, el mensaje dice que “Olivia ha sido un símbolo de triunfos y esperanza durante más de 30 años compartiendo su viaje con el cáncer de mama. Su inspiración curativa y experiencia pionera con la medicina vegetal continúa con el Fondo de la Fundación Olivia Newton-John, dedicado a la investigación de la medicina vegetal y el cáncer”. El medio TMZasegura que según una fuente cercana, Olivia “ha perdido la batalla contra el cáncer de mama metastásico”.
Nieta de Max Born, premio Nobel de Física, Olivia Newton-John nació en Cambridge (Inglaterra) el 26 de septiembre de 1948 y emigró con su familia a Australia a los cinco años. A los 17 ganó un concurso para nuevos talentos cuyo premio consistía en un viaje a Inglaterra. Allí tuvo lugar su presentación artística junto a su compañera de viaje Pat Carbol, pero el dúo hubo de disolverse al caducar el permiso de residencia de Pat en el Reino Unido.
Con Grease se dio el curioso fenómeno de que una película situada en 1958 y protagonizada por una generación anterior acabó por tener una extraordinaria acogida entre los jóvenes de los años 70, quizá igualmente rebeldes pero amantes de una música a años luz del rock and roll primigenio; se vio modernidad y osadía en lo que no era más que un retrato nostálgico y fuertemente edulcorado, y parte de la juventud de la época imitó profusamente, a base de cuero negro, tupés y brillantina, una estética periclitada. Siempre la recordaremos como Sandy.